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miércoles, 26 de agosto de 2020

Sin título

La legión mecánica fue recibida con fuertes ovaciones mientras conducía con violencia a la descomunal creatura humanoide. Coloridos banderines vibraban a través de la gran avenida y la admiración de la multitud uniformada no se hizo esperar para el singular botín. Iba con el rostro simiesco enterrado en la musculada amplitud de su pecho albino, el andar de sus pies palmeados era muy pesado y en cada avance levantaba nubes de polvo. 


Lo interceptaron mientras merodeaba en los límites de la ciudad fortificada buscando colarse al interior del domo central para rescatar a su amante capturada durante una expedición de reconocimiento en busca de nuevas regiones de explotación. Ofreció heroica resistencia ante sus agresores al triturar cuadrillas enteras de relucientes autómatas con sus propias manos pero un impacto certero a la altura de la cadera lo puso a dormir entre destellos de plata y ceniza. 


Pronto concluyeron que sería la atracción más grande de todas, y como tal, sería exhibida al público en el pabellón imperial junto a su pareja y posibles hijos, no sin antes programarlos para el perverso deleite de sus crueles amos humanos, con algo de suerte, estos serían los últimos supervivientes de su desafortunada especie. 







































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