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miércoles, 26 de agosto de 2020

Gaius.

En el quinto día del año 600 del Nuevo , Gaius Tertius aprendió a leer en cuestión de horas gracias a la extraña máquina insectoide empotrada al final del área de pruebas, un pinchazo sobre la base de la nuca y su inteligencia iba en aumento a la par de que experimentaba terribles lapsos donde se veía devorado por una aterradora versión de sí mismo. 


Poco después el gran primate blanco era ya capaz de expresarse en un nivel comparable al de un niño de diez años, al cabo de una semana llegaría a poseer la inteligencia de un egresado del Ludus Retoricae. A pesar de haber logrado grandes avances al acoplarse con éxito al nuevo método de reprogramación, los voraces miembros del Senado no estaban conformes pues ellos habían exigido un peón efectivo y leal a sus fines, no un estudiante esmerado ni un filosófo ávido de conocimiento.Pronto acudirían los autómatas de la cuarta legión para extraerlo y sus capacidades fueran examinadas mediante los sangrientos juegos de la Arena. 


La creatura albina se percató de esto al escuchar las conversaciones de los sabios a cargo y resolvió estudiar en secreto el mecanismo por el cual había adquirido sus nuevas habilidades y utilizarlo para su provecho. Con horror se dio cuenta del verdadero propósito de los experimentos a los que fue sometido y del terrible destino sufrido por sus infortunados predecesores, entre los que se encontraban sus padres y su hermano.  



Al cabo de unos días, el destacamento mecanizado irrumpió en el lugar al no recibir noticias y encontró a la exorbitante sombra blanca danzando entre cadáveres desmembrados, como una furiosa deidad fantasmal luego de rapiñar los restos de una cruel batalla. Tras ser confrontado Gaius ya no opondría resistencia sino que había planeado ser condenado a combatir en el Coliseo, y ahí, consumar su venganza sobre la tribuna del Emperador. 




























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