Habito este corazón con todas
sus culpas y todos sus esqueletos
cautivos a ras de tierra.
Vuelve a mí el gesto errante
y el lenguaje agreste
a través de la noche húmeda.
Pendiente queda mi esperanza
como el último símbolo sagrado
sobre el aire desierto.
Poco a poco me convierto
en martilleo constante,
como triste música de fondo.
Sin darme cuenta cuán cerca
de mí está la muerte.